martes, 15 de diciembre de 2009

Querida ONG CAPS

Para los que no lo sepáis, CAPS es el nombre de la pequeña ONG a la que unos cuantos estudiantes de la Universidad Complutense dábamos vida cuando aún pasábamos mucho tiempo en la Facultad, en los últimos cursos de Medicina y en los primeros de residencia.
Era (y es) una ONG pequeñita, pero no por ello era pequeña de ánimos y propósitos.
Curiosamente, esta pequeña ONG empezó en este pequeño país, cuando Dani, el que más tarde sería el presi, se cayó por aquí como podía haber caído en cualquier otro lugar de África, y decidió que, para echar una mano de la mejor manera que se le ocurría, se proponía crear una ONG. Y la creó.
Fuimos varios los que nos fuimos uniendo a esta pequeña locura. La verdad es que era fácil ilusionarse cuando con una sonrisa franca en los labios Dani te contaba lo importante que era hacer un manantial en el pequeño poblado de Ayakmiken, y que para eso había mucho trabajo que hacer allí en España. Te contaba también lo que era un estudio de necesidades, y lo importante que era que la población había pedido ese manantial, y que la propia gente de allí estaba colaborando.
Era la primera vez que oía palabras como "contraparte local", "diagnóstico de salud" o "necesidades sentidas".
El mundillo de la cooperación al desarrollo siempre me había llamado la atención, y no tardé en subirme a aquel carro.
Poco después se fueron oyendo otras palabrejas en el local de paredes rosas que compartíamos con la IFMSA (otra asociación de la Facultad), como "marco lógico", "ciclo del proyecto", "estudios de impacto"... Había largas discusiones en aquel local, sobre cómo hacer cooperación, sobre qué estilo de proyectos nos parecían mejores y peores, sobre las políticas de la AECI, sobre el asistencialismo frente al trabajo en desarrollo... Éramos unos mocosos, pero no decíamos demasiadas tonterías, la verdad...
Las caras iban cambiando, se incorporaban algunas nuevas y perdíamos alguna otra. Pero, de algún modo, íbamos creciendo y evolucionando juntos en este lío del cómo colaborar para que el mundo sea algo mejor.
Después de Guinea tuvimos un medio-proyecto en Paraguay, y hasta una expatriada, Natalia, que ya ha vuelto a España y sigue dando caña al tema de hacer algo por otros, ahora con marido y niño, frutos ambos de la feliz "expatriación", que, si no consiguió demasiado en el campo del proyecto en el terreno, sí ha creado una nueva familia de esas que no van a ser una más ni indiferentes a nada. Buen proyecto en sí mismo...
Y entre país y país, nos dábamos cuenta de lo importante que era trabajar en la propia tierra, concienciar a las personas (y creamos los "cafés solidarios" y el programa de radio "Derribando Molinos"); formar a los que decidían viajar a otras tierras con el noble propósito de ayudar para que fueran lo más eficaces posibles, para que no dejaran las cosas en ningún caso peor de lo que las habían encontrado (y creamos el "Curso de Introducción a la Cooperación Internacional", que en sus ¿cinco? ediciones ha formado ya a al menos quinientas personas); tratamos de promover el voluntariado local, en nuestro mismito Madrid...
También nos convertimos un poco, y aunque suene un pelín prepotente, en un especie de "evaluadores de proyectos" en miniatura, y más de uno pasó por aquel local para contarnos su locura cooperativa y pedirnos opinión al respecto.
Hacíamos interminables reuniones para debatir cosas, intentar organizarnos, tratar de llegar a más gente... La verdad es que la publicidad nunca fue nuestro fuerte, aunque el genio de Rafa siempre lo puso todo de su parte, y los carteles eran preciosos, aunque luego fueran pocos los que acudieran a nuestras actividades.
Y la verdad es que nunca tuvimos un gran proyecto a escala internacional, ente otras cosas porque éramos tan puristas con lo que nosotros considerábamos que tenía que ser una cooperación de calidad que siempre nos parecía pronto para lanzarnos a invertir los dineros de la ONG (no sé si llegaban a 3000 míseros euros ) en tal o cual proyecto, porque no queríamos gastar mal lo que nos parecía una gran suma. Nos planteábamos nuestro futuro proyecto sanitario como algo que fortaleciese los sistemas sanitarios públicos y a ser posible la atención primaria, que no creara sistemas paralelos; como algo que contara con la participación de la población, no siendo nosotros nunca los protagonistas del proyecto, sino creando capacidades en las personas locales; como algo que no generase dependencias, que fuese sostenible, pensando en desaparecer como último fin cuando ya no fuésemos necesarios.
Con una mirada simple, parecería que finalmente no hicimos ningún proyecto concreto; pero, sinceramente, creo que lo que la ONG significó para nosotros fue un estupendo foro permanente de reflexión sobre cooperación, un aula de formación continua, un lugar maravilloso en el que contrastar opiniones, compartir conocimientos, aclarar dudas, plantear otras. A muchos nos sirvió también para pasar esa ya típica crisis en la que de pronto piensas que la cooperación no sirve para nada, no cambia demasiado las cosas, tiene mil imperfecciones. Es mejor pasar esa crisis junto a gente que también tiene esas dudas, que las gestiona mejor o peor, que de algún modo te deja ese resquicio de duda que pronto te hará pensar de nuevo que algo hay que hacer y debemos usar las mejores herramientas a nuestro alcance, aunque sean imperfectas.

Hoy, diez años después de oír hablar por primera vez de CAPS, estoy en Guinea Ecuatorial. Es de noche y acabamos de llenar los cubos de agua filtrada y clorada para poder ducharnos mañana. Hace un par de semanas estuve por primera vez en Ayakmiken. Santos, el agente de salud, un viejito adorable del que había oído mucho hablar en Madrid hace años, me contó que el manantial que hizo CAPS se secó porque no estaba en buen sitio. Esa mañana los poceros de FRS (la ONG para la que trabajo ahora) estaban construyendo un pozo en el poblado, para que no les falte agua. Laura, la novia de Dani, es la expatriada encargada de coordinar el trabajo de la ONG en el área que cubre ese poblado. Se llevó una sorpresa cuando la primera vez que llegó a visitar Ayakmiken se encontró una foto de Dani con cara de niño en el puesto de salud.
Dani es ahora el coordinador de FRS en toda Guinea Ecuatorial. Sigue viendo "mogollón de posibilidades" en todas partes; sólo que ahora, muchos años de experiencia y varios cursos y másteres después, las posibilidades que ve no son añadir un nuevo bloque temático en el Curso de Cooperación de CAPS, sino que atañen a la reforma de la Atención Primaria de Salud de un país, que es lo que nos traemos entre manos; ahora los presupuestos multiplican muchas veces por mil a los 3000 euritos de nuestra pequeña cuenta de La Caixa; ahora hacer que la población local se adueñe del proyecto consiste, entre otras cosas, en organizar unas oposiciones para que quinientos Agentes de Salud se formen como auxiliares de enfermería, se conviertan en funcionarios y se reconozca su trabajo; fortalecer el sistema público del país consiste en trabajar codo a codo con el Ministerio de Sanidad, con las alegrías y cabreos que esto implica; el manantial de Ayakmiken se ha convertido en cientos de pozos repartidos por todo el país; y la AECI, criticada tantas veces en nuestro local , pone sus fondos en "nuestras" manos para que los distribuyamos del modo más racional posible; y crear capacidad para desaparecer de aquí y dejar todo esto en manos de los guineanos es una preocupación constante de muchos cerebros y muchas manos que cada día se ponen a trabajar para que todo este proyecto funcione.

Este es un proyecto de lo macro, de lo grande (ministerios, convenios, oposiciones, reuniones nacionales de coordinación...) que hace que las cosas pequeñas funcionen. Pero es también un proyecto de lo micro, donde el personal sanitario que se intenta capacitar y organizar cada día sale a los poblados y ve a los niños sonrientes y sus barrigotas con parásitos, que promueve que más personas se hagan test de VIH para frenar la epidemia, que trata de velar por el embarazo de aquella adolescente, o que acude a tocar a la puerta de aquel enfermo crónico que apenas tiene a nadie que le cuide. Y eso me gusta, porque las soluciones están probablemente en los despachos, pero las personas siguen teniendo rostros concretos y están en sus casas, en sus poblados de lámpara de petróleo y chapeado a machetazo limpio; de poco español y mucho fang; de camiseta publicitaria de la campaña electoral.

Queridos CAPSciosos: me acuerdo mucho de vosotros aquí. Os gustaría ver a Dani que por las mañanas es todo un "señor importante" al que por suerte le dejan tomar muchas decisiones y por las tardes sigue siendo el ganso de risa contagiosa de siempre. Os gustaría ver que parece que no estábamos demasiado equivocados cuando hablábamos y hablábamos. Sé que os gusta saber que por aquí ya hemos pasado tres CAPSciosos (y lo que te rondaré morena ) que hemos hecho realidad el sueño de dar los primeros pasos (en el caso del presi los primeros ya quedan muy lejos) en la cooperación "de verdad".
Y aunque hay días duros y momentos de "quién me manda a mí venir", sé que merece la pena, y os animo a vivirlo si aún sentís de vez en cuando aquel gusanillo que sentíamos en los tiempos de cafetera mohosa y suspiros por una encuadernadora (¡¡aquí tenemos una!!).

Me acuerdo mucho de vosotros.

1 comentario:

  1. De gallina, se me ha puesto la carne de gallina

    No se si sera el frio que hace o que me has emocionado al ver que hay cosas que pueden salir adelante por mucho que dese madrid todo parezca inamovible

    Mucho animo y mucho queso

    Agus

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